Una conversación que tuve el otro día con una amiga me ha hecho reflexionar mucho acerca de la soledad que conlleva hoy en día la maternidad.
La generación, no diré de nuestros padres, pero sí de nuestros abuelos, contaban con una red amplia de gente a su alrededor en la que apoyarse ante cualquier dificultad que pudiera surgir.
Siempre oí hablar a mi abuela de sus vecinos de puerta como si fueran parte de su familia, y es que sus hijos habían crecido juntos, compartían alegrías y penas y efectivamente eran como de la familia. Incluso el tendero de al lado, la vecina modista que les cosía o el lechero que les dejaba la leche cada mañana, eran parte importante de sus vidas. Tenían una “tribu” a su alrededor que les daba mucha seguridad.
Os tengo que confesar que en la puerta de al lado de mi casa vive una familia con un niño que tiene un año más que mi hija y apenas hemos intercambiado en alguna ocasión un saludo. Ni siquiera sé cómo se llaman...
Mi teoría es que antes quizás se necesitaban más, hoy necesito yo azúcar y mañana tú aceite, y apoyándose los unos en los otros iban saliendo todos adelante. A medida que la sociedad y el estado de bienestar ha ido progresando hemos ganado sin duda en comodidades pero a mi modo de ver hemos perdido muchas otras cosas…
Si a esto le unimos que muchas veces la vida o el trabajo nos lleva a vivir en ciudades lejanas a las de nuestras familias de origen, esto hace que sean pocas las personas o los apoyos que muchas madres o padres podemos tener en un momento determinado.
Creo que con esta situación se pueden sentir identificadas muchas mujeres de hoy en día…Y es que, cuántas madres no han pensado en algún momento… me estoy sintiendo mal, pero es que NO ME PUEDO PONER MALA…quién se ocupará entonces de los niños?
Además está el lado emocional de la mujer, no menos importante, el poder compartir nuestra experiencia con otras personas y el sentir en el día a día el apoyo, la comprensión, el cariño y el consejo ante todo lo nuevo que nos trae la maternidad y lo que conlleva la educación de nuestros hijos…
En este sentido y ahora que estoy empezando a meter la cabeza en el mundo 2.0 estoy descubriendo que cada día son más las mamás blogueras que necesitan contar su día a día, expresar sus emociones y sus ideas y compartir sus experiencias con sus hijos… y lo hacen a través de la red, en donde, curiosamente, encuentran a otras mamás como ellas con las mismas necesidades.
Acabaré con la siguiente reflexión ¿qué podemos hacer para cambiar esto?
Y es que no hay que olvidar que ante cualquier situación todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad, ¿por qué no empezar a hacer algo para cambiar lo que no nos gusta?
Creo que un día de estos invitaré a mis vecinos de puerta a merendar. Quién sabe si puede ser el comienzo de una bonita amistad… :=))
Si te ha gustado este post¡compártelo!