Hoy os traigo un vídeo que invita a la reflexión desde la siguiente pregunta ¿qué pasaría si habláramos con otros adultos igual que hablamos con nuestros hijos?
Verlo me ha hecho pensar en lo ridículos que resultamos a veces los padres vistos desde fuera. Sí, es obvio que no es lo mismo hablar con una amiga que tener que educar a un niño, imagino que en eso estamos todos de acuerdo, pero… ¿de verdad es necesario hablarles en ese tono tan arrogante o soberbio? ¿No resultaríamos muy maleducados e irrespetuosos si habláramos así con otro adulto? ¿Por qué lo hacemos entonces con nuestros hijos que es lo que más queremos?
Quizás a veces, de una manera inconsciente, tendemos a reproducir frases, tonos o comportamientos que nuestros mayores utilizaban con nosotros cuando éramos pequeños sin cuestionarlos ni un segundo…
Sin embargo, creo que vale la pena revisarlos y reflexionar acerca de cómo podemos EDUCAR sin caer en esos mismos errores… y es que la firmeza no se obtiene siendo más “bordes” o más cortantes, más al contrario, se obtiene mediante la argumentación y la explicación pausada de las cosas. Si los niños entienden por qué las hacemos de una determinada manera, será mucho más fácil que reproduzcan el comportamiento que tratamos de inculcarles… sin olvidar siempre, lo más importante, nuestro EJEMPLO!
Por eso os dejo este vídeo, porque vale la pena la reflexión, y quizás haga que al menos por un día (ojalá que sean muchos más!) hagamos el esfuerzo de hablarles como se merecen ;)
¿Qué opináis vosotr@s?